-Dije a la tele: ¡Háblame de Navidad!
Y me llenó la cabeza de campanadas y champán.
-Dije al árbol: ¡Háblame de Navidad!
Y el árbol se despojó de los regalos.
-Dije a la estrella: ¡Háblame de Navidad!
Y la estrella se apagó para que saliera el sol.
-Dije a la nieve: ¡Háblame de Navidad!
Y la nieve se escondió en la tierra para hacerse fuente.
-Dije a un pobre: ¡Háblame de Navidad!
Y el pobre me sentó a su mesa.
-Dije a un niño: ¡Háblame de Navidad! Y el niño me sonrió.
-Dije a mi madre: ¡Háblame de Navidad! Y mi madre me dio un beso en la frente.
-Dije a Dios: ¡Háblame de Navidad!
Y el beso de Dios se hizo hombre.
Gracias, Señor, por tu beso,
el de Navidad y el de cada día.
Gracias por la estrella y la nieve,
por el pobre y la sonrisa del niño.
Gracias por el beso de mis padres
que tanto me dice con su silencio.
Todos ellos anuncian, como los profetas,
tu Navidad, ¡nuestra Navidad!
lunes, 15 de diciembre de 2008
(Adviento) ¡Háblame de Navidad!
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